Hola, ya en septiembre, después de haber organizado la vuelta al cole, estamos de vuelta con las tartitas. Aunque el calor no nos deja y eso hace dificil el trabajo con el fondant, seguimos en ello intentando salir victoriosos, porque a veces es una autentica pelea.
En esta ocasión se trata de una tarta de boda. Esto siempre me pone muy nerviosa, porque si un cumpleaños o cualquier otra celebración, ya me pone los pelos de punta, una boda lo siento como una responsabilidad mucho mayor y me pongo muy nerviosa: que todo salga bien en la preparación y con la planificación que me voy haciendo, que no ocurra una desgracia en el traslado, que se pueda colocar bien y lucida, que les guste a los novios por dentro y por fuera.... uff, de verdad que me pongo mala, pero la verdad es que al final vale la pena.
Esta se trataba de una tarta de 3 pisos para 50 personas, con una decoración sencilla, con corazones rojos, ya que la novia quería poner sus muñecos de playmobil en la cima de la tarta. Y así quedaron ellos muy colocaditos.
Como ven la tarta es muy sencillita pero quedó resultona. Lo más difícil el traslado, aunque iba bien anclada con una varilla que unía los tres pisos de arriba a a abajo, porque no me fío.
El bizcocho es de vainilla con almíbar de naranja y el relleno de ganache y curd de mango. La novia dice que estaba preciosa y de rechupete, así que bien valió la pena la lucha con el calor y los nervios del traslado y colocación.
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