Estos días estamos muy tranquilas. No tenemos muchas tartas a la vista, y como tengo pendiente que a lo mejor tengo que empezar a estudiarme las oposiciones como una loca, pues me he puesto a aprovechar el tiempo, haciendo pruebas para la tarta de mi cumple que es el mes que viene.
Nos suelen pedir pocas flores, y me apetece hacerme algo mono, con aire vintage, pero también flores.... no sé, practicar las técnicas que voy aprendiendo en cursos y que veo por internet, y no tengo nunca oportunidad de poner en práctica, porque las tartas que nos piden suelen ser más infantiles o con modelados más divertidos.
He empezado a prácticar con las flores, y he pensado en una orquidea.
He estirado un poco de fondant y he cortado la forma central.
Luego me di cuenta que era mejor texturizar primero, así que repetí y primero texturicé y luego corté.
En la almodilla fui afinando los bordes con el bolillo, presionando solo con la mitad del mismo.
Estiré otro poco de fondant y lo marqué y luego lo corté usando el cortador más grande del kit de orquideas.
De nuevo sobre la almohadilla ondulé los bordes de los pétalos.
Alambré las hojas poniendo un poco de pegamento comestible e insertando el alambre con mucho cuidado porque es muy finito. La hoja central la envolví al rededor de la judía que había hecho al principio, pegándola con un poco de pegamento.
Después de 24 horas de secado, las pincelé con un poco de colorante en polvo, en tonos naranja para la hojas y el centro, en amarillo. Además le hice unos puntos con el rotulador comestible.
Fui colocando las hojas poniedolas alrededor de la central, y envolviéndo los tallos con la cinta de envolver de floristería. Al final la coloqué sobre una tarta de poriexpan que hice en un curso para ver el efecto.
Seguiré practicando para darle un poco má de realismo.