Una amiga a la que ya le hemos hecho algunas tartas nos pidió una para el octavo cumpleaños de su hijo, con forma de ocho. En lugar de tallar un bizcocho rectángular, que se desperdicia mucho, hicimos dos bizcochos redondos, uno más pequeño que el otro, así sólo tuvimos que cortar un poco de cada uno, para encajarlos. La otra característica es que los bizcochos fueran de colorines y con ganaché de chocolate blanco. Aún no tengo fotos del corte, pero si la mamá me la manda, la colgaré.
Los dos bizcochos de colorines. En vez de tallarlos luego, decidimos hornearlos con el agujero ya hecho y para ello nos ayudamos de un vaso que aguanta el horno.
Aquí se ven los dos bizcochos preparados para ponerle la decoración.Los dos bizcochos de colorines. En vez de tallarlos luego, decidimos hornearlos con el agujero ya hecho y para ello nos ayudamos de un vaso que aguanta el horno.
La decoración era sencilla porque el niño no acababa de decirdirse por qué quería, así que al final, fueron unos Angry birds con su nido y sus huevos.
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